“Milenios” asumen posiciones de liderazgo:

Una Contienda entre “pollos y gallos”

Los milenios o generación Y se están convirtiendo, poco a poco, en los protagonistas de los nuevos cambios organizacionales. Se trata de ejecutivos jóvenes, que bordean los 30 años de edad y que están asumiendo cargos gerenciales y altos desafíos, sin pudor ni temor alguno.

Los Eco Boomers, como también les llaman, están desplegando un tipo de liderazgo participativo, manejan grandes equipos, conduciéndolos con un feedback más frecuente (y no sólo anual) y hablando siempre con la verdad, que valoran mucho. Sus intereses están en poder acceder a una alta posición pronto. No es fácil estimularlos y satisfacerlos en el lugar de trabajo, de hecho expertos aseguran que tienen un menor nivel de compromiso con la empresa.

En general, comprenden sólo el 20% de los colaboradores en una organización tradicional, así es que la cultura corporativa a menudo está más en sintonía con los empleados más antiguos. Sin embargo, se plantea el desafío para estos jóvenes talentos, de ir influyendo positivamente en el tiempo, transfiriendo su dominio tecnológico, abriéndose a su vez a aprender también de los ejecutivos con experiencia, que por cierto los desconcierta tener un nuevo jefe, con menos Know How que ellos.

Es importante detenerse en este punto, ya que se está produciendo una llegada abrupta de jóvenes, que asumen cargos estratégicos, sin un previo desarrollo de carrera al interior de la empresa, y para los ejecutivos que sí han ido creciendo y proyectándose internamente, es percibido literalmente como “un corte de alas”, para seguir volando en altura, y una falta de reconocimiento de sus propios méritos.

Lo anterior hace necesario que las empresas reflexionen y planifiquen estratégicamente sus estructuras, considerando que los cambios que realicen deben se oportunos, pensando individualmente en cada uno de sus colaboradores y teniendo dibujado un plan de sucesión para ellos, de modo que cualquier decisión que se tome, respete los intereses de este fiel capital humano, que aporta a la empresa y que ocupa u ocupará cargos críticos, de impacto, fomentando no sólo el crecimiento de la compañía, sino también el de cada uno de los miembros del equipo.

No hay que olvidar que “la práctica hace al maestro” y que “en un año mueren más pollos que gallos”, por ende el reconocimiento y apoyo de los seniors es clave.