Interacción presente, ¿Lo que el Smartphone se llevó?

Columna de Tomás Guridi

Interacción presente, ¿Lo que el Smartphone se llevó?

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Nadie cuestiona que las tecnologías de la información llegaron para quedarse y formar parte de nuestras vidas. Cada día nos rodeamos de más sistemas en nuestros trabajos, en nuestros hogares, al hacer deportes y en todo tipo de situaciones. Sin duda muchos de estos sistemas son herramientas que nos prestan una gran utilidad, permitiéndonos hacer el trabajo que antes nos tomaba horas en pocos minutos o comunicarnos con alguien que se encuentra a miles de kilómetros mirándolo a la cara.

Pero ¿qué pasa cuando las tecnologías tienden a ser algo invasivas?

Ver a una pareja que está compartiendo la mesa de un restaurante, mientras cada uno observa su Smartphone y contesta algún mensaje de Facebook o Twitter por largos minutos, es una escena que cada día se hace más habitual. Esto también ocurre todo el tiempo en nuestros entornos laborales. Es muy común que durante una reunión, varios de los presentes estén revisando o al menos constantemente pendientes de sus equipos móviles. Es bastante frecuente que alguno de los participantes de una reunión se encuentre ajeno, contestando un email desde su teléfono y al preguntarle algo, después de unos segundos, levanta la mirada y pregunta cuál era el tema de la conversación.

¿Qué sucede con estas tecnologías que resultan tan atractivas? ¿Estamos tan ocupados que realmente ya no podemos darnos el tiempo para una reunión sin tener que contestar un email? Ya existen algunos términos y estudios que describen distintas afecciones que surgen del constante uso de estos dispositivos. Se habla de nomofobia, refiriéndose a quienes no pueden permanecer alejados de sus equipos móviles o, también, de síndrome de abstinencia para quienes dejan de usar su teléfono por un tiempo.

No debemos perder el foco de que aunque es muy importante mantener el flujo de información cuando alguien espera una respuesta de nuestra parte, aún sigue siendo crucial estar presente aquí y ahora cuando estamos reunidos con otras personas. La constante distracción a la que nos vemos sometidos por revisar el último aviso de nuestro móvil es un agente que corroe la posibilidad creativa que yace latente detrás de una “interacción presente” con los demás.

El problema de la constante distracción que presentan los dispositivos móviles no sólo está en las reuniones de trabajo. También es un elemento que ataca directamente sobre el rendimiento en el puesto de trabajo. Muchas empresas optan por bloquear el acceso desde los computadores a ciertos sitios web o redes sociales, con el fin de evitar distracciones. El problema es que con la fuerte entrada de los equipos “Smartphones” esto se hace prácticamente imposible. Ya no podemos evitar que las personas estén decenas de veces al día pendientes del último Twitter o Whatsapp que les envió un amigo, o de la última foto que alguien publicó en Facebook.

La concentración es un bien escaso y cuando se pierde se habla de que se requiere un promedio de 15 minutos para volver a conseguirla. Si nos basamos en esto, es fácil ver cómo unas pocas distracciones de la alerta de nuevos mensajes de nuestro teléfono, las cuales posiblemente para varios serán difíciles de resistir, pueden mermar varias horas de productividad, en el plano laboral, y pueden debilitar las relaciones interpersonales, en el plano humano, personal.

La invitación es a poner atención en el uso responsable y discriminado de estos pequeños dispositivos tecnológicos, que sin darnos cuenta parecen haberse apoderado de una importante cuota de nuestro tiempo y saber cuándo usarlos y cuándo apagarlos o dejarlos en silencio, para que no se transformen en un importante factor de pérdida de foco y concentración.

Tomás Guridi S.
Gerente de Administración y Desarrollo
SommerGroup® International Executive Search Solutions