¿Cómo irse de la empresa por la puerta ancha?

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Asumir un nuevo desafío laboral es siempre atractivo. No obstante, conlleva un elemento que debe ser tratado con delicadeza: la renuncia. Tarea que no es para nada sencilla. De hecho, comunicar la decisión a los superiores, el modo de hacerlo, el momento oportuno y las despedidas suelen complicar. Sobre todo, si lo que se desea es salir de esa empresa por la puerta ancha porque, claro, hay mucho en juego: la imagen personal y profesional, los vínculos con colegas y jefaturas e, incluso, la posibilidad de volver a la misma compañía, son algunos ejemplos.
Teniendo eso en cuenta, y para no correr riesgos y renunciar con clase, expertos del ámbito de los recursos humanos entregan en las siguientes líneas una serie de recomendaciones.

Carta de Oferta: No se anticipe a comunicar la noticia sin antes haber firmado la carta de oferta de su nuevo empleador. Sólo con la firma, que formaliza la propuesta, comuníquelo a su jefe.

Tiempo de aviso: El plazo para informar la determinación es manejable según el tipo de organización y las relaciones existentes. En el caso de una firma muy burocrática, clásica, si no se renuncia con un mes de anticipación e independiente del nivel jerárquico, se va a salir igual por la puerta trasera. Sin embargo, hoy las organizaciones son cada vez más modernas y dinámicas y los tiempos fluctúan entre 15 a 30 días como un buen plazo.

Con todo, se sugiere idéntico lapso para los ejecutivos medios y altos que se desempeñen en una compañía que entienda la rotación como algo natural.

Si el deseo es mantener una buena relación, la notificación debiera ser con tiempo suficiente como para permitir a la empresa planificar sustituciones, cerrar adecuadamente procesos y nexos con clientes, etcétera.  En cuanto al modo en que se manifiesta la determinación, el primero en saber tiene que ser el jefe. No hay nada peor, en términos de relaciones laborales, que la jefatura se entere a través de terceros. Es muy importante establecer los puntos que llevaron a la persona a salir y qué buscaba. Esto será un gesto de transparencia hacia el empleador, asevera, ampliando las posibilidades de volver a trabajar en ese sitio, si se dan las circunstancias.

Desde la renuncia a la salida: Habrá un lapso entre el momento en que se da a conocer la renuncia hasta cuando ésta se hace efectiva. Para ese período, se hacen tres sugerencias: lo primero es continuar desempeñándose de la misma manera, con igual intensidad, responsabilidad, comunicación y compromiso. Lo segundo es dejar toda la información ordenada, legible y entendible para quien asumirá en reemplazo y, por último, idealmente ir planteando aspectos que debieran ser medidos en ese profesional que tomará el relevo.

Facilitar la entrada del sustituto ante los clientes es un factor crítico. Con ese objetivo, relata, son buenas estrategias dar espacio a reuniones de presentación y aportar al reemplazo recomendaciones para que tome posesión del cargo de la forma más eficaz posible.
Mostrar solidaridad con el sustituto es fundamental. Para ello, invita a responderle con amabilidad, a enseñarle lo más relevante del cargo, a comportarse con naturalidad, educación y con una actitud positiva.

No hablar mal: Un conocido refrán advierte que “por la boca muere el pez”. Sabias palabras aplicables al tema de análisis, ya que si el funcionario se va diciendo pestes de la corporación, su salida no será de lo más elegante y es más que probable que sus puertas se le cierren definitivamente. En esa línea, se propone evitar las críticas a la empresa en las conversaciones con clientes o compañeros. Hacer alusión a los pro y los contra de la decisión, señalando los puntos fuertes de la organización a los que ha habido que renunciar, etcétera, suelen ser buenos argumentos para minimizar el impacto y la conflictividad de la salida.

Mensaje de despedida: Para despedirse de los colegas, siempre será bien recibido un correo de agradecimientos por el apoyo brindado y, al mismo tiempo, unas líneas mencionando que el paso ha sido dado en pro del desarrollo personal y profesional.

americaeconomia.com

Asumir un nuevo desafío laboral es siempre atractivo. No obstante, conlleva un elemento que debe ser tratado con delicadeza: la renuncia. Tarea que no es para nada sencilla. De hecho, comunicar la decisión a los superiores, el modo de hacerlo, el momento oportuno y las despedidas suelen complicar. Sobre todo, si lo que se desea es salir de esa empresa por la puerta ancha porque, claro, hay mucho en juego: la imagen personal y profesional, los vínculos con colegas y jefaturas e, incluso, la posibilidad de volver a la misma compañía, son algunos ejemplos.

Teniendo eso en cuenta, y para no correr riesgos y renunciar con clase, expertos del ámbito de los recursos humanos entregan en las siguientes líneas una serie de recomendaciones.

 

Carta de Oferta: No se anticipe a comunicar la noticia sin antes haber firmado la carta de oferta de su nuevo empleador. Sólo con la firma, que formaliza la propuesta, comuníquelo a su jefe.

 

Tiempo de aviso: El plazo para informar la determinación es manejable según el tipo de organización y las relaciones existentes. En el caso de una firma muy burocrática, clásica, si no se renuncia con un mes de anticipación e independiente del nivel jerárquico, se va a salir igual por la puerta trasera. Sin embargo, hoy las organizaciones son cada vez más modernas y dinámicas y los tiempos fluctúan entre 15 a 30 días como un buen plazo.

Con todo, se sugiere idéntico lapso para los ejecutivos medios y altos que se desempeñen en una compañía que entienda la rotación como algo natural.

 

Si el deseo es mantener una buena relación, la notificación debiera ser con tiempo suficiente como para permitir a la empresa planificar sustituciones, cerrar adecuadamente procesos y nexos con clientes, etcétera.  En cuanto al modo en que se manifiesta la determinación, el primero en saber tiene que ser el jefe. No hay nada peor, en términos de relaciones laborales, que la jefatura se entere a través de terceros. Es muy importante establecer los puntos que llevaron a la persona a salir y qué buscaba. Esto será un gesto de transparencia hacia el empleador, asevera, ampliando las posibilidades de volver a trabajar en ese sitio, si se dan las circunstancias.

 

Desde la renuncia a la salida: Habrá un lapso entre el momento en que se da a conocer la renuncia hasta cuando ésta se hace efectiva. Para ese período, se hacen tres sugerencias: lo primero es continuar desempeñándose de la misma manera, con igual intensidad, responsabilidad, comunicación y compromiso. Lo segundo es dejar toda la información ordenada, legible y entendible para quien asumirá en reemplazo y, por último, idealmente ir planteando aspectos que debieran ser medidos en ese profesional que tomará el relevo.

Facilitar la entrada del sustituto ante los clientes es un factor crítico. Con ese objetivo, relata, son buenas estrategias dar espacio a reuniones de presentación y aportar al reemplazo recomendaciones para que tome posesión del cargo de la forma más eficaz posible.

Mostrar solidaridad con el sustituto es fundamental. Para ello, invita a responderle con amabilidad, a enseñarle lo más relevante del cargo, a comportarse con naturalidad, educación y con una actitud positiva.

 

No hablar mal: Un conocido refrán advierte que “por la boca muere el pez”. Sabias palabras aplicables al tema de análisis, ya que si el funcionario se va diciendo pestes de la corporación, su salida no será de lo más elegante y es más que probable que sus puertas se le cierren definitivamente. En esa línea, se propone evitar las críticas a la empresa en las conversaciones con clientes o compañeros. Hacer alusión a los pro y los contra de la decisión, señalando los puntos fuertes de la organización a los que ha habido que renunciar, etcétera, suelen ser buenos argumentos para minimizar el impacto y la conflictividad de la salida.

 

Mensaje de despedida: Para despedirse de los colegas, siempre será bien recibido un correo de agradecimientos por el apoyo brindado y, al mismo tiempo, unas líneas mencionando que el paso ha sido dado en pro del desarrollo personal y profesional.

 

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