Andrés Navarro: “Los líderes que buscamos no son genios”

andres navarro1Todo empezó el 16 de agosto de 1974. La mañana de ese día Andrés Navarro Haeussler se casó por el civil con Sonia Betteley. Horas más tarde, el joven ingeniero de 24 años firmó la escritura pública que dio origen a Sonda, un pequeño emprendimiento tecnológico que con los años se convirtió en la empresa líder de Latinoamérica en integración de sistemas y servicios digitales. Hoy, 39 años después, el valor bursátil de Sonda ronda los US$ 2.300 millones y emplea a más de 13 mil personas.

Desde ese día, y durante todos estos años, Sonia fue un pilar en el exitoso camino de Andrés. “Ella sentía que estábamos juntos en un mismo proyecto de vida: yo a cargo de la empresa, y ella con las riendas de la familia, pero siempre unidos y apoyándonos mutuamente”, recuerda hoy Navarro, pocos días después de dejar la presidencia de la empresa que fundó y cuando se cumplieron siete meses desde que su mujer -y la madre de sus siete hijos- murió.

“No estaba preparado para su muerte”, reconoce el empresario, pese a que el cáncer de su señora se prolongó por casi 10 años. “Fue de a poco, es cierto, pero es una ausencia importante. Hemos vivido un duelo sereno, sin angustia. Pero por supuesto que algo cambió en mi vida”, agrega con firmeza.

-¿Tiene que ver la muerte de su mujer con su salida anticipada de Sonda?

-Yo iba a salir de Sonda este año de todas maneras, era un tema que tenía conversado con la Sonia. Lo que cambió es que ella pensaba que iba a estar viva y que íbamos a viajar. Ella era partidaria de que yo terminara mi trabajo en la empresa. En los últimos años, la Sonia siempre me decía que me tenía que preocupar más de mi lado intelectual, académico, más del pensamiento que de la acción.

¿Cuándo se produjo ese desajuste?

Trato de dar una justificación, pero la verdad es que la decisión la tomé hace mucho rato. Pensando en lo que viene, creo que en Sonda hace falta un liderazgo tecnológico nuevo, que apunte a las cosas que están más en boga hoy.

-Es curioso que deje una empresa a la cual le está yendo tan bien. ¿Por qué cambiar forzosamente las cosas si la empresa está en un buen momento?

-Es cierto que nos está yendo muy bien, pero eso no significa que los productos y las cosas que estamos haciendo hoy sean las que tendremos que hacer a futuro. Para atraer talento nuevo hay que tener un liderazgo nuevo y visiones nuevas. Yo no siento que llegué a un agotamiento ni nada de eso, pero es una decisión que tomo responsablemente con ese sentido.

-¿Cuál es el tipo de liderazgo que están buscando?

-Le damos mucha más importancia a la sintonía con la cultura de Sonda que a la inteligencia pura, los genios nunca nos dieron tan buenos resultados. El típico genio matemático y computacional que trabaja de noche y duerme de día no funciona bien. Nosotros somos una empresa más normal, trabajamos de día con nuestros clientes. Somos una empresa de iguales, aquí tenemos responsabilidades diferentes, pero tenemos todos el mismo valor.

-¿Cuando contratan a nuevos ingenieros qué buscan, porque a esa altura es difícil saber si se van a adecuar o no a la cultura de la empresa?

-En general, cuando entrevisto pregunto mucho a los postulantes sobre su historia personal, sobre su familia y cuáles son las cosas que nunca deja de hacer. A mí, en general, no me gustan los actos heroicos. Creo que uno es mucho más por las cosas que siempre hizo y que nunca dejó de hacer. No soy muy amigo de contar historias donde el ganador es uno. Está lleno de gente que se supone que es muy inteligente y que toma grandes decisiones y, sin embargo, en su casa son unos imbéciles que no se entienden bien con su señora ni con sus hijos… no es el tipo de líderes que nosotros buscamos. -¿Qué tiene ganas de hacer ahora? -No tengo una ruta preestablecida, pero mi sueño es reflexionar y escribir más y hablar un poco menos. Tengo la costumbre de escribir, pero ahora quiero empezar a hacer una síntesis, sacar algunas conclusiones. Tengo cierta alma de profesor, me gustaría enseñar cosas que he aprendido. -¿Cómo es plantearse una nueva vida, pero con la experiencia que le dan todos estos años vividos? -No soy tanto más sabio que a los 24 años. Siempre he hecho un esfuerzo porque los golpes de la vida no me hagan menos iluso. Las ilusiones hay que mantenerlas vivas, yo no tengo decepciones, al revés, tengo más ilusiones que antes y una buena percepción del ser humano. No tengo ni el corazón ni el alma curtida y estoy dispuesto a arriesgarme igual que antes.

Extracto de entrevista, Revista Qué Pasa, http://bit.ly/13H2sKg
Agosto 2013