El manejo emocional del líder

 

El autodominio determina cuándo uno decide actuar o no. Es dependiente de la autoconciencia, ya que consiste en la habilidad de usar el conocimiento de las propias emociones para ser flexible y dirigir el comportamiento en forma positiva. Esto implica manejar las reacciones emocionales de acuerdo con las distintas situaciones y personas.

Los investigadores han demostrado que la confianza, la lealtad, la dedicación y muchos otros factores, que impulsan la productividad e innovación, así como los logros personales de equipos y organizaciones, pueden atribuirse a los sentimientos correctamente controlados.

La noción de control emocional no significa reprimir o negar los verdaderos sentimientos. El “mal genio”, por ejemplo, tiene sus usos; el enojo, la tristeza y el miedo pueden ser fuentes de creatividad y energía. La rabia, de motivación, especialmente cuando se trata de enmendar una injusticia o inequidad. Una pena compartida puede unir a distintas personas.

La regulación de las emociones no es lo mismo que el exceso de control, que ahoga los sentimientos y la espontaneidad. En el exceso de control hay un costo físico y mental; las personas que lo experimentan pueden percibir un aumento en los signos de tensión emocional o un alza en la presión arterial. Si esto se hace crónico, puede dañar el pensamiento y deteriorar su desempeño, junto con interferir en sus interacciones sociales. Por el contrario, la competencia emocional implica que podemos elegir la forma de expresar nuestros sentimientos.

¿Qué necesitan los líderes hoy?

La autogestión es esencialmente la motivación que todo líder necesita para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, esta habilidad está directamente relacionada con la autoconciencia; si ignoramos lo que sentimos, tendremos dificultades para gestionar nuestras emociones y estaremos indefensos frente a ellas.

En este sentido, la autogestión permite estar lúcido y concentrarse con toda la energía en las tareas propias del liderazgo. En algunos casos, el prestar atención a los sentimientos ayuda a ahorrar tiempo, permite aprovechar más oportunidades y concentrar la energía en la consecución de mejores resultados. Esto es especialmente importante en los líderes, ya que sus emociones se contagian al resto de sus colaboradores con mayor intensidad y frecuencia.

En los ejecutivos, un desempeño superior implica equilibrar sus motivaciones, ambiciones y asertividad con el autocontrol, en pos de las metas organizacionales.

Parte de las funciones esenciales del líder es mantener el control de sus propias emociones. Un liderazgo con emociones positvias pueden movilizar adecuadamente las emociones en los demás.